Desde siempre las decisiones urbanas han determinado no sólo la política sin la economía de la ciudad. Desde que las propiedades de los principales comienzan a plantear espacios de reunión abiertos, ya desde la antigua Grecia, la posibilidad de espacio para contener al pueblo, todos bajo la misma influencia de un orador, que desde espacio privilegiado podía hacer llegar su voz lo más lejos posibles, el urbanismo de las ciudades se plantea para sumar el transeúnte por organizaciones, estados, deporte o cualquier acto para el que es importante compartir, departir, escuchar.
El reverso de esta situaciones es la de los estados totalitarios, que concentran su poder en el acto de no permitir, justamente esta reunión de personas. La presión del volumen es una de las herramientas más importantes para los movimientos políticos.
Sin embargo, no es el único, otro aspecto de concentración son los actos religiosos, el avance de las diferentes opciones desde iglesias, hasta grandes depósitos, templos, galpones donde la reunión de personas convoca, con un objetivo espiritual, es la forma de nuevamente reunir e personas.
Bajo la premisa de que la vida espiritual es importante, no sólo para el desarrollo de los seres humanos en armonía, sino además con su entorno, en el parque Natural de Camleu Street, ese país ha unido el arte a la espiritualidad, creando santuarios, bajo el título, “Faith that the sky is not falling“, fe en que el cielo no se está cayendo.
Doce Santuarios Urbanos dan cuenta de una iniciativa en ese país de ofrecer a los ciudadanos una forma de interactuar, con el arte, con la naturaleza y el espíritu.
Los santuarios no son simples edificios que contienen gente, sino que son una propuesta monumental, que recuerda a la desmesura con que los egipcios manifestaban su relación de seres humanos mínimos frente a la grandiosidad de los dioses.
Los santuarios incluyen plataformas que los ciudadanos puede aprovechar para acercarse al cielo, activar el espíritu de admiración por la obra que el hombre le dedica en importancia al sentimiento que genera el recurso de la grandiosidad arquitectónica y en especial del arte con el que se puede intervenir.
El cuerpo humano, componente y parte de la propuesta, invita a la meditación.
Las paredes, con forma de cuña hacia el cielo, cuentan con perforaciones para escalar.
La insignificancia del hombre frente a la obra, es parte del recurso que se introduce con esta propuesta, invitando a los ciudadanos a participar exclusivamente con su presencia, ya que la meditación, tal vez la soledad, es la respuesta natural frente a esta propuesta.
Estas propuestas urbanísticas vienen a conformar junto con los estadios de futbol un combo de posibilidades para los ciudadanos, el espacio del deporte, el de la reunión política, la espiritual.
Los santuarios, rodeados de agua, invitan a disfrutar además de un momento de esparcimiento, admirando la maravilla arquitectónica y la apacible sensación de participar de un fin superior.
Lo importante es que aún hay espacios de la cultura que proponen una opción diferente para el ciudadano, sin dejar de lado que es importante contar con el espacio para la reunión social, el entretenimiento; sin duda son propuestas que tienen que ver con la educación del ciudadano en el arte de la meditación y la expresión frente a ese sentimiento personal que siembra el arte en el ser humano.